¿Qué es el lenguaje inclusivo?

¿Qué opinas sobres este ejemplo de lenguaje inclusivo?:  “El perro y la perra son el mejor amigo y la mejor amiga de la mujer y del hombre, mientras que la gata y el gato son la preferida y el preferido por los niños y las niñas que tienen hermanos pequeños y hermanas pequeñas”.

Pues a pesar de la mayor o menor extrañeza que nos pueda generar, aún no se puede considerar del todo lenguaje inclusivo porque no se está teniendo en cuenta al género neutro, es decir, en vez de niños y niñas, se debería decir “niñes”.

En realidad, el lenguaje inclusivo es un hecho que cada día que pasa genera nuevas polémicas tanto a su favor como en contra de su imposición. Pues bien, para aportar un poco de luz en este tema y que así puedas formarte tu propia opinión, hemos escrito este artículo.

Antes de entrar totalmente en materia, nos gustaría dejarte con las reflexiones sobre el lenguaje inclusivo de una chica que ha realizado un trabajo de final de máster sobre este tema:

Historia del Lenguaje Inclusivo

Lo primero que tenemos que plantearnos es de dónde surge todo esto y en qué se basa, ya que estamos rodeados de opiniones e informaciones de todo tipo que la mayoría de las veces no solo nos ofrecen una visión parcial y tendenciosa, sino que, además, corremos el riesgo de opinar de una manera que puede ser contraria a la que realmente pensamos.

Aunque este movimiento del lenguaje inclusivo surgió en la década de los 60 del siglo pasado, realmente hay que remontarse hasta principios de esa centena cuando el filósofo Wittgenstein habló de la importancia del lenguaje en nuestra forma de ver la realidad y cómo este a su vez nos condiciona. Pero no nos extendamos más, si quieres saber más sobre filosofía y cómo dedicarte a ello profesionalmente, no dejes de echar un vistazo al siguiente artículo:

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Pues bien, volviendo a la década de los 60, tenemos que hablar del surgimiento del movimiento feminista que, entre sus reivindicaciones, planteaba la necesidad de visibilizar a la mujer y su papel no solo en la vida diaria, sino también a la hora de usar el lenguaje.

Si juntamos estas dos ideas, entenderemos la base teórica en la que se basa el lenguaje inclusivo, es decir, para que la mujer se sienta en igualdad respecto al hombre, su peso en el uso del lenguaje no solo tiene que existir, sino que por lo menos al mismo nivel que el del hombre.

Pero aún podemos ir más allá, ya que cuando hablamos del lenguaje inclusivo y su relación con la diferenciación/igualdad entre hombre y mujeres tenemos que hablar de tres conceptos diferentes y que muchas veces confundimos, reto al que debe enfrentarse el español cuando hablamos de lenguaje inclusivo; estamos haciendo referencia al:

• Sexo biológico: hace referencia a los rasgos biológicos característicos de los seres vivos, y más concretamente de los seres humanos.
• Género como constructo socio-cultural: es el conjunto de roles, comportamientos, atributos y actividades que se supone son propios de cada uno de los sexos en una determinada sociedad y en un tiempo concreto de su historia.
• Género gramatical: es la categoría que se aplica a las palabras.

Antes de continuar, sí nos gustaría hacer referencia a esas voces críticas con el lenguaje inclusivo que parten de la idea de que esta no es la solución real al problema de la visibilidad y reivindicación de la mujer, sino que lo primero donde se debería poner el foco es en la educación en una serie de valores como la conciencia social, la igualdad, el respecto y la tolerancia.

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Lenguaje no sexista

A la hora de poner en marcha el lenguaje inclusivo, se ha pasado por varias fases, sin que se haya llegado a un establecimiento único y definitivo sobre cómo se debe usar la lengua en el día a día.

La primera idea que se implantó fue sustituir las terminaciones de genero gramatical –a y –o por la arroba (@), pero lógicamente, no llegó a tener un gran éxito ya que a la hora de hablar, era imposible pronunciar este símbolo. Lo mismo pasó cuando se pensó utilizar la “x”, ¿cómo se pronunciaría “niñxs”?

Al final, desde algunos sectores se está intentando implantar a nivel general el género neutro, usando para ello la terminación –e, como en el caso de “niñes”. Pero aquí entramos en un terreno difícil, ya que su implantación supondría una gran modificación artificial de la lengua, algo que es contrario a su tendencia de evolución natural.

Por otro lado, usar el género neutro tampoco es sinónimo de igualdad social, ya que por ejemplo, países como Grecia y Alemania, a pesar de seguir existiendo el género neutro en sus respectivos idiomas, tienen niveles de machismo muy diferentes.

Con intención de ahondar un poco más, nos gustaría dejarte con una mesa redonda sobre Ideología de Género y Educación:

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Ejemplos de lenguaje inclusivo

A pesar de todo lo dicho hasta ahora, desde diversas instituciones socio-políticas se están haciendo grandes esfuerzos por imponer una serie de ideas para fomentar el lenguaje inclusivo en el día a día. Entre estas ideas, nos gustaría comentar las aportadas por las Naciones Unidas, a las que vamos a añadir algún ejemplo:

• Evitar expresiones discriminatorias:
  • Emplear formas de tratamientos adecuadas. Por ejemplo, en vez de usar “Srta.”, se recomienda “Sra.” para no explicitar el estado civil de la mujer.
  • Evitar expresiones con connotaciones negativas como “Los niños no lloran” o “Te portas como una niña”.
  • Evitar expresiones que perpetúan estereotipos de género. En vez de decir “Venga con su esposa al baile”, podemos usar la expresión “Venga con su pareja al baile”.
• Visibilizar el género cuando lo exija la situación comunicativa:
  • Emplear pares de femenino y masculino. Es el caso de “Los niños y las niñas” o “Los jueces y las juezas”.
  • Emplear estrategias tipográficas. Por ejemplo, “El/la Presidente/a de la compañía”.
  • Emplear “hombres y mujeres”/“varones y mujeres”. Sería aconsejable decir, por ejemplo: “Tanto los hombres como las mujeres contestaron a todas las preguntas”.
• No visibilizar el género cuando no lo exija la situación comunicativa
  • Omitir el determinante ante sustantivos comunes en cuanto al género. Es decir, en vez de decir “Acudieron los periodistas a la sala”, de debería decir “Acudieron periodistas a la sala”.
  • Emplear sustantivos colectivos y otras estructuras genéricas. Seguro que ya has escuchado algún ejemplo como el de “el alumnado” en vez de “los alumnos”.
  • Usar sustantivos colectivos para referirnos a conjuntos de personas. Igualmente, sería mejor decir “la juventud” que “los jóvenes”.

    

No olvides que siempre podrás poner tu grano de arena formándote como agente de igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres.

El lenguaje inclusivo y la rae

Y a todo esto, ¿qué opina el mayor órgano de decisión respecto al uso de la lengua, es decir, la Real academia de la Lengua Española (RAE)? Pues la verdad es que no está muy de acuerdo, lo que ha generado que la polémica no se extinga.

A pesar de haber hecho algún cambio como la incorporación de términos distintivos para hombres y mujeres, no está a favor de cambios más radicales como el uso indiscriminado del desdoblamiento argumentando el principio de economía del lenguaje y, por supuesto, que el denominado “género no marcado”, es decir, el que engloba a todos los integrantes de un grupo, aunque gramaticalmente sea masculino, ya es suficiente para aludir, abarcar y designar a todos los miembros, sin ningún tipo de discriminación. Es a lo que nos hemos referido antes al diferenciar el género como constructo socio-cultural y el género gramatical.

Para terminar, nos gustaría dejarte con la opinión del Director de la Real Academia de la Lengua Española sobre este tema del lenguaje inclusivo:

https://www.youtube.com/watch?v=WHYjWKrF1Ig